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La capa de ozono protege al planeta de los rayos ultravioletas del sol.

 

Las medidas adoptadas tras la firma, hace 30 años, del protocolo de Montreal, empiezan a dar sus frutos. Es un avance, pero el daño ocasionado por el hombre todavía es muy grande.

Es una buena noticia, pero tampoco hay que bajar la guardia y, mucho menos, sentirse satisfechos. Todavía queda mucho por hacer. Solo así, la información de que el agujero de la capa de ozono se ha reducido en cuatro millones de kilómetros cuadrados, no será una satisfacción momentánea para la humanidad sino el principio de un cambio positivo para la salud del planeta.

La recuperación tendría su origen en las medidas acordadas hace 30 años en el protocolo de Montreal, a través del cual se prohibió el uso de los gases que destruyen el ozono atmosférico. En esa lista están los compuestos orgánicos clorados (CFC) y los aerosoles, como los desodorantes y las lacas, entre otros.

Susan Solomon, geóloga del Massachusetts Institute of Technology en Boston (MIT), afirma que el planeta se encuentra en un camino de curación y que nosotros, como seres humanos, hemos decidido el cambio colectivamente.

La capa de ozono se ve afectada también por fenómenos naturales como las erupciones volcánicas, pues las partículas que estos emanan llegan a la atmósfera, generando reacciones destructivas. El más vivo ejemplo es el volcán Calbuco de Chile que erupcionó el año pasado.

FUENTE: La Republica

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