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En los últimos años se observa que las empresas en el mundo se preocupan cada vez más por hacer labores de responsabilidad social empresarial (RSE). En el caso peruano, por ejemplo, esta tendencia se traduce en políticas e iniciativas de RSE en casi la totalidad de empresas corporativas en el 2016, versus menos del 70% en el 2015 (Global Research Marketing, 2016).

Se observa también que las iniciativas de RSE no vienen solamente por parte de las empresas; el Estado, en muchos países, ha sido también el responsable de que muchas empresas empiecen a contribuir al país ejerciendo la Responsabilidad Social (Arroyo 2012).

En la presente nota, veremos las causas detrás de este cambio de paradigma en las relaciones entre la sociedad civil, las empresas y el Estado. Además, veremos las implicanciasque ha tenido el cambio de paradigma en la actuación del Estado ante los nuevos retos que el mundo globalizado plantea.

La nueva sociedad en la que vivimos, debido a los efectos que la globalización ha tenido en ella, ha generado el empoderamiento de los consumidores que, en la actualidad, tienen acceso a una cantidad mayor de información sobre distintos temas de su interés (Arroyo 2012). Este nuevo tipo de sociedad tiene que ver con el inicio de una “modernidad reflexiva” (Beck, Giddens y Lash 1994), en la cual “los actores son más autónomos, menos atados por las estructuras, a las que más bien afecta y moldean continuamente, reinventando sus entornos” (Arroyo 2012).

En esta nueva sociedad, los ciudadanos pueden obtener información sobre las crisis ecológicas que se dan alrededor del mundo, de manera simple y rápida, dejando de lado el viejo sistema industrial, en el cual los consumidores eran simplemente receptores de lo que les ofrecían los productores. En la actualidad, debido a un mayor acceso de información, los consumidores moldean la oferta de los productores y hasta llegan a aportar al diseño de los productos (Arroyo 2012). En esta nueva era de información y conocimiento, se genera un aumento de control ciudadano hacia las empresas (Bobbio 1995) que obliga a la búsqueda de una nueva ética empresarial que armonice la rentabilidad de los negocios con la calidad de vida de los consumidores y la integridad ecológica del planeta (Hart 2007).

Por esta razón cada vez más estados se preocupan por promover un nuevo estilo de gobierno en el que exista una mayor colaboración entre el Estado, la sociedad y las empresas. Esto ha modificado las funciones tradicionales del Estado, haciendo que la Responsabilidad Social Empresarial sea entendida como parte de un sistema de gobernanza que incluye a las instituciones del gobierno, los negocios y organizaciones no gubernamentales (Moon 2004).

Uno de los casos en los que esta nueva dinámica de gobernanza ya está siendo aplicada se presenta en el continente europeo, en el cual existe una gran preocupación por el bienestar de la población y por la protección del medio ambiente. Como se acordó en la Agenda de Lisboa en el año 2000, la economía debe convertirse en una economía más competitiva y dinámica, acompañado de un crecimiento económico duradero que garantice mejoras en el empleo y una mayor cohesión social (Consejo Europeo 2000). Luego de este acuerdo, se dieron más documentos y lineamientos claves que buscan desarrollar políticas de RSE, como por ejemplo los Green Papers (2006).

Mientras tanto, el desarrollo de políticas e iniciativas de RSE en Latinoamérica aún deja mucho que desear. Esto se debe a que en la mayoría de países latinoamericanos las empresas acceden a la RSE por razones pragmáticas, de reputación o para tener una licencia de operación; por lo que la RSE suele tener menos alcance y se concentra en acciones específicas, normalmente pensadas a corto plazo (Arroyo 2012). En el caso peruano la responsabilidad social en las organizaciones se encuentran en la primera etapa de implementación de políticas de RSE, donde estas aún son básicas  (Marquina 2011).

Esto nos deja claro que, a pesar de los avances obtenidos en los últimos años a nivel corporativo, según los estudios de GRM, aún nos queda un largo camino por recorrer, dado que casi el 99% de las empresas peruanas son micro o pequeñas (Perú, Estructura Empresarial 2013, INEI).

Autor: Claudia Beltrán

Bibliografía:

1. Beck, U., Giddens, A., & Lash, S. (1994). Reflexive Modernization: Politics, Tradition and Aesthetics in the Modern Social Order. Cambridge: Polity Press and Blackwell Pubishers.
2. Bobbio, N. (1995). The Age of Rights. Cambridge: Polity Press.
3. Comisión Europea (2001). Libro Verde. Fomentar un marco europeo para la responsabilidad social de las empresas. Barcelona: ESADE.
4. Hart, S. (1997). Beyond Greening: Strategies for a Sustanaible World. Harvard Business Review, january-february, 66-76.
5. Marquina, P., Goñi, N., & Rizo-Patrón, C. (2011). Diagnóstico de la Responsabilidad Social en Organizaciones Peruanas. Una Aproximación Interinstitucional y Multidisciplinaria. Lima: CENTRUM Católica.
6. Arroyo, Juan (2012). Promover al Promotor: El Estado ante la responsabilidad social empresarial.
7. Moon, J. (2004). Government as a Driver of Corporate Social Responsibility. International Centre for Corporate Social Responsibility (No. 20-2004 ICCSR Research Paper Series). Nottingham: The University of Nottingham.

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