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Publicado el 14 Febrero 2018
La responsabilidad social empresarial (RSE) en el Perú aún es una tarea pendiente. Si bien los indicadores demuestran que hemos avanzado en disminuir las brechas sociales y económicas, en lo ambiental queda mucho por hacer.
La Amazonía es una región estratégica, no solo por su diversidad ecológica, sino también porque hay diferentes poblaciones y expresiones culturales que no están integrados, y en muchos casos, reconocidos.
Hay mucho por trabajar en la Amazonía, desde lo tradicional que son los programas de educación y salud, hasta iniciativas más ambiciosas que tienen que ver con las plataformas digitales y la tecnología, así como la creación de ciudades sostenibles.
El rol del Estado es fundamental en cualquier iniciativa de responsabilidad social. No solo es un stakeholder clave en toda organización, también debiera ser un socio estratégico, un facilitador para que las empresas puedan implementar sus planes y programas sin mayores inconvenientes.
Por ello, se debe desburocratizar la RSE para que sea más atractiva, pues hay iniciativas que no prosperan por una serie de trabas administrativas.
La articulación entre los gobiernos distritales y regionales con el Gobierno central es algo que debe darse en forma natural para fomentar la responsabilidad social entre los diferentes actores. La Amazonía es una región muy rica en lo económico, ambiental y social. Sin embargo, está en riesgo debido a su crecimiento desordenado. Es como el hermano menor que tiene mucho talento, pero sus amistades lo llevan por otro camino, y no cuenta con la supervisión de sus padres porque toda su atención está en los dos mayores.
Así es la Amazonía, una zona con mucha riqueza, oportunidades, pero con muchas amenazas si es que el Estado no se involucra en su pleno desarrollo.