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Las empresas deben trabajar más de cerca con los bomberos como norma y no solo haciendo proyectos específicos o donaciones.

 ¿Por qué tenemos que esperar a que sucedan las cosas para reaccionar?

Todavía se mantiene en nuestra memoria el recuerdo del incendio de Mesa Redonda a finales del 2001 que se llevó la vida de casi 300 personas, dejó heridas a más de 250 y 180 nunca aparecieron. En octubre pasado, en Lima, ocurrieron tres incendios de gran magnitud en la misma semana. Uno de ellos trajo como consecuencia la muerte de tres bomberos voluntarios, una tragedia que pudo evitarse y que todos los peruanos lamentamos, pero estos eventos pusieron en evidencia la crisis por la que atraviesa una de las instituciones más respetadas por los peruanos como es el Cuerpo General de Bomberos Voluntarios.  

La historia se repite, aunque esta vez sin vidas humanas que lamentar. Gracias a Dios.

Los incendios tienen impacto en lo social, económico y ambiental. Muchas veces ignoramos a los que se dan en los bosques porque no hay víctimas humanas que lamentar, pero todos tienen un impacto que se resume en pérdidas y la buena noticia es que se pueden evitar y/o minimizar sus consecuencias. Para esto es fundamental diseñar un plan de prevención de desastres donde participan todos los actores de la sociedad: autoridad, empresa, sociedad civil. 

 La responsabilidad social es una herramienta que permite trabajar en lo sostenible, no es un deseo solamente, se trata de actuar para hacerlo realidad. Tampoco es aprovechar una coyuntura particular que nos impulsa a reaccionar para intentar resolver algo en ese momento, pues sabemos que no lograremos nuestro objetivo de largo plazo si es que no se trabaja en forma planificada y con todos los recursos que se necesitan para tal fin. La responsabilidad social, no apaga incendios pero los puede evitar. 

 En esta tarea cada uno tiene un rol: a) El Estado que debe hacer respetar el principio de autoridad y liderar cualquier estrategia o plan de prevención que se diseñe; b) La Empresa, que sin importar su tamaño ni participación en el mercado, debe promover mecanismos y protocolos que permitan la prevención de desastres, invirtiendo en programas de seguridad y tener activos todos sus sistemas de alerta; y c) La Sociedad Civil, donde estamos todos nosotros, vigilantes del cumplimiento de las normas. Todos tenemos que aportar para que esta situación cambie definitivamente.

 Los bomberos, en cambio, no solo son expertos apagando incendios, también son profesionales de la seguridad y de la prevención. Es un stakeholder clave en este proceso y su participación es estratégica, sobre todo teniendo en cuenta que a pesar de sus limitaciones, conocidas por todos, practican su profesión con pasión y amor al prójimo. No podemos apagar un incendio con un balde de agua, trabajemos en prevención en forma seria y planificada y con los que más saben.

 

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